Digimon Fanon Wiki
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Noche- 2 La verdadera identidad de Tetramon.

Mi tercer día de estancia en aquella pequeña aldeílla desprovista de nombre fue un tanto de aprendizaje, ya que la curiosidad me invadía completamente por dentro. Quería saber historias, regiones e infinidad de cosas más sobre aquel nuevo mundo que me rodeaba, y así fue como Nelimon se convirtió en una especie de mentor para mí. Yo le tenía mucho respeto al haber hecho todo aquello por nosotros desinteresadamente, aunque él no paraba de repetirme que tan solo me devolvía el favor…lo que me hacía preguntarme, ¿Tan terrible era el mandato de aquel Rileymon?

Tras haberle echado un ojo a los artículos de aquel tenderete artesanal, me decidí a responder al digimon que lo llevaba, se hacía llamar Campmon.

-Tan solo pasaba por aquí…de todos modos no llevo nada de dinero encima-dije un poco desilusionada.

-No te preocupes Daliamon, aquí en toda la aldea tu nombre es conocido por todos, por esta vez, invita la casa.-estaba realmente sorprendida por la actitud que todos tenían conmigo, eran realmente amables y trataban de no molestarme en nada.

-Oh…bueno está bien, muchísimas gracias-le dije agradeciendo su amable gesto.

Entonces pude dedicarme a mirar con detenimiento los artículos que allí estaban expuestos. Habían varios complementos, como pulseras y collares, elaborados con finas tiras de cuero. Algunos estaban decorados con piedras preciosas o varias conchas de la playa. Realmente todo aquello me tenía muy fascinada, ya que todo lo artesanal me parece realmente único y especial, pero nada era de mi real interés. Se podían hallar varias figuritas de digimons luchando y de muchos otros. Pude ver una entonces que me llamó mucho la atención.

-Disculpa-dije tratando de llamar de nuevo su atención-¿Podría decirme quién es el digimon retratado en esta figura de madera artesanal?

-Oh-dijo Campmon sorprendido al ver que no conocía su identidad-Se trata de Tetramon, él es el que gobierna estas tierras.

-Mmm…Tetramon…-dije comenzando a cavilar mientras me rozaba el mentón, entonces caí rápidamente en la cuenta, aquel Rileymon al que derroté mencionó algo sobre ese magnate.

-Puedes consultar la biblioteca municipal si quieres enterarte de más-me aconsejó Campmon.

-Muchísimas gracias buen digimon-dije agradecida por la información, de pronto apareció Bluemon con un gran cubo lleno de agua en la boca.

-¿Bluemon?-dije extrañada por el cubo.

-¡Aquí tienes Daliamon!-exclamó lanzándome el cubo.

-No…espera…¡Aaaah!-no pude percatarme a tiempo del inesperado lanzamiento de Bluemon y acabé totalmente empapada de agua, sin embargo Bluemon seguía observándome con su sonrisa estúpida.-¡Bluemon!-exclamé regañándole.

-Uh…lo siento mucho…de nuevo…-dijo arrepentido con la cabeza y orejas gachas.

-Uff…¡Dadme paciencia! ¡La necesito!-repliqué mientras me quitaba el cubo la cabeza-Anda Bluemon, vayamos a la biblioteca, debo consultar unas cosas…

-Pero…¿me perdonas…?-cometió el error de preguntar.

-Mejor déjalo estar antes de que te estrangule con mis propias manos-le respondí con un tono molesto.

Reemprendimos el paseo, saliendo de aquel mercadillo y su multitud de digimons para dirigirnos a la plaza, me acerqué con cautela al pozo y lancé una mirada fulminante donde Bluemon se encontraba.

-Has sacado el agua de aquí, ¿verdad?-le dije entre dientes.

-Si…-dijo apenado.

-Bueno, no te preocupes…ya pasó-dije tratando de tranquilizarme y secando mis plumas, aunque estas no acaban de expulsar toda su humedad.

-¿Y ahora que haremos?-preguntó con intriga tratando de cambiar de tema.

-Primero descansaremos un poco aquí, después iremos a preguntar a alguien de la aldea donde se encuentra la biblioteca municipal e iremos allí para investigar unas cuantas cosas-le expliqué clara y ordenadamente, ya un poco más relajada.

-¿Qué cosas?-siguió preguntando.

-Necesito saber quién es ese tal Tetramon…me resulta muy familiar…

Después de pasar allí un buen rato descansando del agotador paseo por el mercadillo, nos dirigimos hacia un Lightimon que vivía en la aldea y que se disponía a recoger un poco de agua del pozo.

-Disculpa-dije tratando de llamar si atención-¿Podrías indicarnos el camino hacia la biblioteca municipal?

-Por supuesto Daliamon-respondió encantada-Sigue todo recto por ese camino y luego giras a la derecha, la verás claramente, es un gran edificio-explicó mientras me señalaba el camino con señas y seguía con sus tareas.

Todavía seguía pareciéndome realmente extraño que todo el mundo conociera mi nombre en aquel lugar, por lo tanto cada vez que me nombraban todavía seguía dibujando una mueca en mi rostro involuntariamente. Seguí las indicaciones de la Lightimon y retomé mi camino, siguiendo aquel sendero. Después de unos minutos de caminata, al fin Bluemon y yo llegamos juntos a la pequeña plazoleta de la biblioteca. El edificio era totalmente enorme, con unos grandes pilares de piedra y un tejado con doble punta. Me quedé totalmente atónita ante las colosales dimensiones que poseía. Fue entonces cuando me dispuse a entrar, pero los guardias, unos Hiromons recubiertos por una gruesa armadura de acero, me impidieron el paso.

-Lo sentimos mucho Daliamon, pero en el estado en el que te encuentras no podemos permitirte la entrada-dijo uno de ellos deteniéndome suavemente.

-¿Estado…? ¿Qué estado?-pregunté un poco confundida.

-Estás totalmente empapada de pies a cabeza, y con la humedad podrías dañar algunos artículos-explicó con su voz melodiosa

-Oh…entiendo, está bien, me quedaré sentada en las escaleras hasta que me seque completamente-dije un poco amargada por la gracieta que Bluemon me había gastado.

-Está bien Daliamon, nosotros te diremos cuando podrás pasar.-dijeron los guardias.

Me dirigí pesadamente hasta las escaleras de la entrada y me dediqué a quedarme allí sentada y esperar que la humedad abandonara mi plumaje.

-Emmm…Daliamon…-susurró Bluemon, que estaba sentado a mi lado.

-No digas nada Bluemon, por tu bien, no pronuncies palabra-dije con la cabeza apoyada en mi brazo derecho.

-Está bien…-dijo todavía apenado.

Estuvimos esperando en aquellas escaleras durante varias horas pero seguía sin secarme lo suficiente como para que los Hiromons me permitieran el paso. Ya estaba comenzado a caer el atardecer y Bluemon y yo estábamos muertos de hambre, pero en Bluemon se notaba a quilómetros, ya que los ruidos que emitían sus entrañas eran demasiado estrepitosos para provenir de un cachorro.

-Lo que daría por otra cesta de bienvenida como la de ayer…-dijo mientras dejaba caer la lengua de sus pequeños colmillos.

-¿Cesta de bienvenida?-dije extrañada al no saber de la existencia de tal cesta.

-Emmm…no dije cesta de bienvenida…dije casa de bienvenida-titubeó con tono nervioso sin estar muy seguro de lo que decía.

-Mmmm…-dije desconfianza, entonces decidí olvidar el tema y seguir mirando la puesta de sol.

De pronto, alguien salió de la biblioteca, bajando por las escaleras en las que nosotros seguíamos posados. Cuando este individuo se percató de nuestra presencia, se giró y nos saludó amistosamente.

-Hola Daliamon, ¿Qué tal habéis pasado la tarde?-se trataba de Nelimon, que llevaba unos cuantos libros en la mano.

-Oh, Nelimon-dije alzándome y aproximándome más a él-Resulta que quería consultar unos datos históricos en la biblioteca, pero los guardias no me dejan entrar porque estoy empapada-dije todavía un tanto amargada, Bluemon sin embargo se había quedado dormido sobre las escaleras.

-¿Datos…históricos dices?-preguntó Nelimon con una seria mirada, frunciendo el ceño.

-Si…¿hay algún problema con eso?-pregunté un tanto preocupada ante la reacción de Nelimon.

-No…no hay ningún problema…pero si quieres saber sobre esos hechos, te aconsejo que no busques en la biblioteca.-me susurró como tratando de ocultar algo-Pásate por mi casa dentro de un rato, allí te explicaré todo lo que buscas.

-Oh…mmm…está bien…-dije un tanto intrigada.

-Y…sería mejor que no implicaras a Bluemon en todo esto…su mente es demasiado infantil como para comprender la complejidad del asunto, y puede resultar un tanto peligroso para ambos…-dijo todavía en menor tono.

-¿Y por qué conmigo si te ves con la capacidad de confiármelo?-pregunté cada vez más confundida, a partir de aquel momento, comenzó mi verdadera aventura, sabía que todo aquel mundo tenía secretos que esconder.

-Antelamon…me recuerdas mucho a una amiga mía de la infancia…-dijo desviando la mirada hacia otra parte.

-¿Antelamon…?-dije extrañada por cómo me había nombrado.

-Es peligroso seguir hablando sobre esto en esta zona, deja a Bluemon en casa y pásate luego por la mía, te lo explicaré todo con más detalle.-dijo despidiéndose de mí y siguiendo su camino.

Arqueé una de mis cejas mientras observaba como Nelimon se perdía entre las tinieblas de la noche. “¿A que se estará refiriendo con todo eso…?” me pregunté a mi misma, pero no tenía tiempo que perder. Me acerqué con paso ligero donde Bluemon se encontraba, sobre las escaleras. Entonces me agaché y comencé a zarandearlo suavemente para despertarle.

-Bluemon, Bluemon, despierta, Bluemon-le susurraba para no alterarle.

-Mmmm…déjame un poquito más…-murmuró dándose la vuelta para seguir durmiendo.

-Aff…-me quejé yo un tanto molesta por su comportamiento y le tomé en brazos como pude, con tan solo el brazo derecho.

Caminé por las solitarias y oscuras calles que había dado paso la noche. Pereciera mentira que eso hace unas cuantas horas estuviera totalmente abarrotado de digimons. Después de unos segundos, al fin llegué a mi casa. Abrí con dificultad la pesada puerta y posé con suavidad a Bluemon sobre el camastro, el cual ni se inmutó y se enroscó sobre si mismo, como solía hacer cuando el sueño le invadía. En ausencia de saber el arte de escribir, no pude dejar ninguna nota que advirtiera que me había marchado. Me escabullí en silencio, dejando a Bluemon descansando en el camastro, y de nuevo fui en busca de la casa de Nelimon. Todavía no conocía muy bien la aldea, pero por la dirección a la que Nelimon se había dirigido, se trataba de una casa a las afueras de esta, cerca de la biblioteca. De lo que no me había percatado entonces fue de la insistencia de un siniestro individuo en seguir mis pisadas, sin que yo pudiera percatarme de ello, así que seguí caminando normal hasta hallarla. Cuando por fin me tope con esta, me di cuenta que era de gran similitud a la que yo poseía, pero con unos pequeños toques que las distinguían como la casa del “alcalde” por llamarlo de algún modo. Toqué con rudeza e insistencia la gran puerta de roble con la mano derecha, y, en cuestión de segundos, este la abrió mostrando un pequeño destello naranja a causa de la fogata que tenía prendida.

-Adelante Daliamon-dijo sin más dilación, dándome paso dentro de esta.

Cuando ya me hube adentrado, pude ver con más detalle la clara diferencia entre su hogar y el mio. Sus paredes estaban llenas de cuadros y pinturas, poseía dos ventanas más y tres estanterías totalmente repletas de libros. Se podía hallar una pequeña mesita justo en el centro donde habían varias figuritas de batallas que no podía comprender.

-Bueno Daliamon, dime exactamente que quieres saber-dijo Nelimon sentándose en una pequeña butaca que tenía al frente de la chimenea, distrayendo mi atención.

-Oh…bueno yo…tan solo quería saber quién era ese tal Tetramon-dije con una mirada llena de preocupación a la vez que me rascaba la cabeza.

-Tetramon…-repitió Nelimon mientras tomaba tierra-Tetramon es el gobernante de estas tierras y pronto de todo este continente-me explicó Nelimon.

-Oh…entonces, ¿es como una especie de rey?-dije con las ideas un tanto más claras.

-Claro…un rey…-murmuró Nelimon desviando la mirada.

-¿Por qué no me recomendabas entrar en la biblioteca?-pregunté puntualizando aquel punto.

-Todos los datos históricos de la biblioteca…están corruptos-dijo finalmente.

-¿Corruptos…? ¿Qué quieres decir?-pregunté cada vez más confusa.

-La verdad sobre Tetramon está oculta ante los ojos de los digimons, y siempre lo estará-puntualizó entonces, mirándome con el ceño fruncido.

-¿Y cuál es esa verdad?-pregunté ya con impaciencia.

-Tetramon es un magnate del mal, un villano. Se aprovecha de los débiles conquistando sus tierras y proclamándose el amo. Al principio, tan solo era un digimon de etapa Campeón. Fue entonces cuando se acercó a un pequeño pueblo de digimons en etapa novato, causando el terror entre ellos y adquiriendo el poder sobre aquel pequeño pueblo. Ese fue el principio del fin. Todos los que se opusieran a él y a sus súbditos serían destruidos y Tetramon absorbería sus datos-se dio una pequeña pausa dando un suspiro- Tetramon fue digievolucionando hasta la etapa mega, que es en la que se encuentra actualmente. Fue adquiriendo cada vez más y más tierras, hasta tomar casi por completo todo el continente.

-Entonces…¿se trata de una especie de conquistador o algo así?-pregunté yo con las ideas cada vez más claras.

-Podríamos decir que si…Pero este presiona a los habitantes de sus tierras, obligándoles a hacer tareas o trabajos sucios en contra de su voluntad, pagando tributos con dinero. Los impuestos de los tributos son extremadamente altos y habían algunos digimons pobres los cuales no podían pagar tal cantidad de bits, por lo tanto, procedían a tres condenas; Encarcelamiento, castigo físico, y por último, destierro. ¿Ahora entiendes porque queríamos librarnos de aquel Rileymon? Él informaba a Tetramon sobre los habitantes que no pagan sus tasas y eran terriblemente castigados.

-Oh…-murmuré un tanto preocupada.

-Todo esto que te he dicho, no se encuentra en ningún archivo histórico de la biblioteca, ya que Tetramon manipula a su antojo los informes históricos sobre sus tierras y lo tiene todo perfectamente controlado, haciendo creer a los recién nacidos como tú que él estaba hecho todo un héroe…pero la realidad es muy distinta y poco a poco…está acabando con la vida de todos los que vivieron en aquella época, para que la verdad nunca salga a la luz. Hemos tenido que venir a mí casa porque es ilegal hablar de esto, está penalizado con la muerte.-dijo seriamente, apoyando su mano en mi hombro-No quiero que ese maldito se salga con la suya, por eso te cuento esto.

-Nelimon…¿crees que acabarán contigo por saber todo esto?-pregunté cada vez más preocupada por el asunto.

-No lo sé…hasta ahora no me han hecho daño…pero siempre buscan cualquier pretexto para acabar con toda nuestra generación.-dijo dándose la vuelta y comenzando a caminar.

-Nelimon…antes dijiste algo de absorber datos, ¿Qué quiere decir eso?-le pregunté sin acabar de entender algunos conceptos.

-Cuando un digimon muere, se desintegra y estos desaparecen para descansar en paz…pero hay veces, que los digimons ambiciosos buscan absorber los datos se sus víctimas para poder digievolucionar y hacerse más y más poderosos, como Tetramon. Tú misma, cuando derrotaste a aquel Rileymon, absorbiste sus datos sin darte cuenta, adquiriendo más experiencia y poder.-me explicó Nelimon.

-Oh…no me había percatado de ello…-dije un poco apenada.

-No te preocupes Daliamon, aquel tipo se lo merecía, no sabes cuantos amigos míos han muerto a sus manos y han sido absorbidos por él…-dijo un tanto dolido y afligido.

-Si antes era él el que dirigía esta aldea, ¿Por qué ahora eres tú el que la dirige?-pregunté con ganas de saber más.

-Verás, en varias ocasiones me opuse a Rileymon, recibiendo mi castigo, claro está, y defendiendo a los aldeanos injustamente castigados. Entonces pensaron que yo sería el indicado para ocupar este puesto, porque dicen que tengo un gran sentido de la justicia.-explicó Nelimon haciendo varios gestos casi al mismo tiempo y sin darse cuenta.

-Oh, creo que tienen razón en cuanto a eso-dije esbozando una sonrisa tratando de animar a Nelimon, aunque fue totalmente en vano.-¿No habían autoridades que detuvieran a Tetramon?-pregunté extrañada.

-El caso es que…no e vivido para contarlo, pero se dé buena mano que antes un dios gobernaba el Digimundo, llamado Yggdrasil. Este era como una especie de ordenador principal que creaba a los digimons, o al menos eso tengo entendido. Pero según la información que e recolectado…la opresión de las autoridades de Yggdrasil era global, por lo tanto era algo mucho peor.-explicó mirando al techo pensando bien lo que decía, mientras se rascaba el mentón.

-¿También era malvado?-dije yo algo disgustada.

-Sí…sí que lo era, pero antes no. Yggdrasil fue infectado por un extraño virus que actualmente ya no existe. Este hizo que su conciencia benigna se tornara en una maligna. Pero por motivos aún desconocidos…Yggdrasil murió-dijo con tono de intriga.

-¿Murió…? ¿Así, sin más?-dije yo arqueando una de mis cejas

-Exacto, murió. Las causas de su muerte y las circunstancias todavía son un misterio para mi, por que como ya te dije, yo no vivía en esa época, por lo tanto no puedo darte información muy detallada sobre el tema. Tan solo sé…lo que e podido investigar.-dijo un poco apenado.

Desde aquel momento un nuevo objetivo marco mi vida; Encontrar el motivo de la muerte de Yggdrasil.

-No te preocupes Nelimon, tu información a sido de gran ayuda-dije apoyando mi mano sobre su hombro esta vez.

-Daliamon…se a hecho muy tarde e intuyo que debes estar agotada, si quieres saber más, pásate mañana a la misma hora, espero que pases una buena noche-dijo dándome un inesperado abrazo-Cuídate mucho por favor, no dejes que vuelvan a dañarte.

Me quedé totalmente atónita ante la confianza que Nelimon me procesaba aun habiendo acabado de conocerme, levanté indecisa mis brazos sin saber muy bien que hacer. Pero, al mismo tiempo, sentía que podía comprender como se sentía, así que le devolví el abrazo.

-Tranquilo Nelimon, te prometo que me cuidaré-dije tratando de tranquilizarle.

Entonces deshicimos el abrazo y me dirigí hacia la puerta, posé mi mano sobre el pomo para abrirla mientras miraba a Nelimon de reojo con una constante sonrisa. Entonces, como él solía hacer, en el último momento llamó mi atención.

-Daliamon espera-dijo tomando algo escondido en una pequeña caja fuerte tras uno de sus cuadros, causando de nuevo mi intriga en lo que tenía que obsequiarme.

-Toma, creo que deberías tener esto-dijo acercándose rápidamente a mi y obsequiándome con un pequeño libro, o eso me pareció a simple vista.

-Mmmm…¿Qué es?-dije mientras lo tomaba

-Es un diario…pero no es un simple diario, más tarde te lo explicaré, creo que deberías apuntar ahí toda la información que te he dicho a lo largo de la noche para que no se te olvide ningún punto, como yo suelo hacer-me aconsejó sabiamente Nelimon, pero sin percatarse de que yo no estaba dotada del arte de la escritura.

-Oh…pero tengo un problema, yo no sé escribir ni leer-dije causando el asombro en su rostro.

-Bueno…es comprensible, acabas de nacer. Mañana pásate por el ayuntamiento junto con Bluemon y os enseñaré lo básico.-dijo finalmente, esbozando una sonrisa.

-Está bien, nos vemos mañana-dije atravesando la puerta para dirigirme de nuevo al encuentro del durmiente Bluemon.

Esta vez no me fijé mucho en lo solitario de aquellas oscuras y siniestras calles, ya que el pequeño diario de cuero podía gozar de toda mi atención. De camino a casa me hice varias preguntas, como “¿Por qué tendría Nelimon un simple diario en una caja fuerte? ¿Qué tendría de especial?” Fui fijándome mejor en el aspecto físico de este. Poseía una cubierta elaborada totalmente de cuero marrón, al igual que la contraportada. Las esquinas de la cubierta estaban reforzadas con un borde de metal plateado y parecía estar bastante desgastado. Estaba provisto también de una pequeña banda para llevarlo colgado del hombro. Poseía una cerradura con una extraña combinación que no era capaz de averiguar. Algo que intentaba hacer a toda costa para tratar de observar su interior, pero mis esfuerzos fueron en vano, ya que era francamente imposible abrir aquel pequeño demonio. ¿Por qué me daría Nelimon un diario que ni siquiera podía abrir? Todas esas incógnitas iban a ser las que me robarían el sueño durante aquella noche.

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